Ciudad Cultural

La inventiva obra de Irma Rosa Espinosa de Lara


Alfarera
(Terracota, Alto. 60 cm.)


Jorge Peña

      “… Dios me dio este don, a él le pido y a diario le doy las gracias…”

Nace en Miremire, Estado Falcón, el 30 de abril de 1963. El año 1982, inicia su profesión como escultora en el caserío Curaguaca de Muelle de Cariaco. Junto a su esposo Octavio Bautista Lara, artesano del barro, conforman una solidaria familia con ocho hijos; todos se ayudan y han aprendido en el taller situado en el traspatio de su casa. Allí mismo, pegado al cerro rico en arcilla, se encuentra el gran horno de leña donde realizan la quema tradicional de terracota. En 1983, obtiene el 2° Lugar en los eventos: “12 festival de Arte Ingenuo”, Hotel Tamanaco, Caracas; y “Exposición de artesanía”, Cerezal.

En la comunidad de Curaguaca, en la década de los ‘80, un grupo familiar entusiasta y emprendedor -inspirado por un programa de televisión- se inicia en la actividad alfarera.
           
Luego de algunos logros y no menos fracasos, gracias a su empeño y dedicación fueron depurando la técnica del modelado a mano hasta lograr una importante producción de terracotas donde el diseño de porrones, pimpinas, cántaros, floreros, materos y vajillas se repiten sin cambio aparente. El éxito alcanzado logró motivar a otras familias de la localidad y gracias a su ejemplo, empeño y dedicación han hecho de esta comunidad un centro de producción de artesanía que hoy agrupa a más de 86 alfareros. Dentro de este grupo de artesanos destaca y sorprende por su originalidad, creatividad e inventiva la obra de Irma Rosa, quien desde el principio se dedicó a modelar la figura humana; recrea personajes en movimiento, en actividades típicas del medio rural. Esta productiva empresa familiar marcha con la participación de todos, cada uno tiene asignadas tareas específicas dentro de la producción. Los personajes van surgiendo, bajo la vigilante dirección artística y técnica de Irma. En su taller nos sentimos trasladados a una alfarería medieval, gracias a ese calor humano y entrega gozosa al trabajo.
            

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