Compases y Cantos

Una familia de músicos de Cumaná



Hacia fines de la primera mitad del siglo XIX, un afamado músico de Cumaná, José María Gómez Cardiel (Cumaná, ca. 1797-Trinidad, 1872), hijo de músico, fundó una orquesta con sus hijos y discípulos y llegó a montar partes de Don Giovanni de Mozart, del Orfeo de Monteverdi, de Romeo y Julieta de Bellini y El barbero de Sevilla, obra llegada al país una década antes, en 1836. Actuaron artistas y aficionados extranjeros y de la localidad bastante apreciados como los Rojas, Ramírez, Plaz, Martínez, Rubio, señala Ramón de la Plaza en su libro El arte en Venezuela (1883). Instrumentistas, docentes y compositores, los hijos de Gómez –José Antonio, Pedro, José María y Carmelita, que tocaba piano–, llenan la tercera generación de músicos de la familia; un hijo del excelente maestro de piano que fue José Antonio, representaría la cuarta generación de esta familia musical. Otro de los hijos de Gómez, Pedro, médico y violinista, vivió en Guayana, donde pudo haber dejado escuela. Por otra parte, José María fundó la Banda Marcial de Barcelona.

Acaso la guerra y las condiciones adversas influyeron en ese desplazamiento de músicos orientales por Barcelona, Maturín, Ciudad Bolívar, Margarita, Trinidad y Bogotá, lo que podría haber dado proyección a la escuela cumanesa.

De gusto clásico, Gómez Cardiel llegó a ser referencia fundamental de la música en la región. Siendo su padre el primer músico mencionado en Cumaná, la familia cubre casi medio siglo de actuación. Los Gómez fueron maestros del más destacado músico cumanés del siglo XIX, Salvador Llamozas (1854-1940), integrante de otra familia musical cumanesa, como las de Rodríguez Bruzual, Marcano Centeno, Silva Díaz, Acuña y otros.

En 1853, en su libro Relación de un viaje a Venezuela, Nueva Granada y Ecuador, señaló el diplomático brasileño M. M. Lisboa: “Un espacioso teatro, comenzado por suscripción y parado por falta de protección de la autoridad, atestigua el gusto y la afición de los cumaneses al drama”.

Para continuar los trabajos surgieron varias iniciativas; poco antes del terremoto, la Sociedad de Beneficencia realizó actuaciones y el producto se repartió “mitad a los pobres”, mitad al teatro. De la Plaza reseña en 1883 las “representaciones líricas con aficionados distinguidos... causando justo elogio y admiración la propiedad relativa de la interpretación” ofrecida en el teatro de Santa Inés. En esas representaciones actuó como director de orquesta José M. Gómez Cardiel, y entre los intérpretes: José Antonio Gómez, piano; violines: Pedro Gómez, José Félix Armas, José Jesús Martínez y Rafael Calzadilla.

Lamentablemente el sismo ocurrido en julio del mismo año, 1853, que dejó unos setecientos muertos, convirtió el teatro en ruinas, como la mayoría de las casas y edificios públicos de la ciudad. Esta circunstancia y las desgracias de la Guerra Federal truncaron el ascenso que traía la década.

Tomado de: Teatro y música en Cumaná. Siglo xix / Sonia García.

Anuario de Estudios Bolivarianos / Año XII, número 13, 2006 / pp. 39-63

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