En Retrospectiva

La segunda batalla de la sal




En 1609 Felipe III de España reconoció la Independencia de los Países Bajos y cesaron las hostilidades, no obstante, en 1618 se inició en Europa la Guerra de los Treinta Años, en donde España y la República de los Países Bajos volvieron a enfrentarse. Con ella, la presencia de los holandeses en el Caribe y en Araya resurgió.

Regresan los holandeses
A principios de la segunda década del siglo XVII los holandeses regresan a Araya, y esta vez vienen con el firme propósito de no abandonar las riquezas de la salina, por lo que son más cuidadosos en la defensa de la misma. En el mes de septiembre de 1621, siendo Gobernador de Cumaná, Don Diego de Arroyo y Daza, seis navíos arriban al puerto de Ancón de Refriegas, reconstruyen de nuevo las obras necesarias de caminos y tablazón para la explotación de la sal y, para evitar sorpresas españolas, edificaron un pequeño fuerte de madera que traían pre-ensamblado en las urcas, armándolo con 6 piezas de artillería. El 23 de septiembre al amanecer, el Gobernador Arroyo con su gente y los holandeses se encuentran en el río Bordones cuando los segundos van a buscar agua, pues como lo manifestó el ingeniero Antonelli en su informe: ‘En toda esta tierra de la salina no se halla gota de agua de beber, y ansi todos los sábados envían las urcas sus bateles á traer agua del rio de Bordones, que está cuatro leguas de la salina poco más o menos’. No obstante, solo hubo dialogo en esa oportunidad, y poco después, aprovechando un momento sin actividades, el Gobernador destruye por sorpresa las instalaciones en las salinas.

Posteriormente llegaron 10 urcas holandesas y despacharon lanchas al río Bordones para abastecerse de agua. Pero esto ya no era fácil. Arroyo se había hecho fuerte en el río, a fin de cortar a los holandeses el suministro de agua dulce, consciente de que no podía evitar que explotaran la salina. Dándose cuenta de la presencia de los españoles, tres urcas se acercaron a la costa disparando su artillería, mosquetes y pedreros, mientras desembarcaban hombres para asaltar las trincheras españolas. No lo lograron. “La resistencia fue dura, y los enemigos se reembarcaron, dejando muchos muertos y heridos”. Posteriormente se cavaron “20 sepulturas para los muertos”.

El 15 de enero de 1622 llegaron dos urcas salineras, y nuevamente son rechazadas, en la orilla del Bordones cuando fueron a buscar agua, pero luego se presentó en Araya una escuadra de 27 urcas, que desembarcaron una gran cantidad de hombres protegidos por alrededor de 500 arcabuceros y mosqueteros. Estos hombres se emplearon, unos para sacar sal y otros para construir dos fuertes: “Uno sobre la salina, en donde plantaron trece piezas con cincuenta hombres dentro, y otro cercano al mar, con cinco piezas”40 de artillería. El Gobernador Arroyo y Daza, quien solo disponía de “ciento vente hombres, sin armas ni municiones con qué combatir”, nada pudo hacer contra ellos, pero por suerte para él, los holandeses se marcharon después de cargar la sal que quisieron, y no trataron de consolidar una posición permanente en la salina, como la que tenían en tiempos de Daniel de Mugerol.

No obstante el riesgo esta vez fue muy real. Era imperativo proceder a tomar las medidas necesarias para el caso ya que la subsistencia de la Gobernación de Cumaná, y posiblemente la de Margarita estaba en serio peligro. Ante ello, la Junta de Guerra del Rey Felipe IV, decretó el 15 de enero de 1622 la construcción de un fuerte en la Punta de Araya, tal como lo recomendara en su momento el ingeniero Bautista Antonelli, ordenando que se suministrara para el mismo “las armas convenientes, y de 100 infantes subordinados a dicho gobernador, 20 piezas de artillería, 30 arcabuces y 40 mosquetes con todos su aderezos”. Afortunadamente para España y para el Gobernador Arroyo Daza, estos 100 infantes y sus armas, llegaron a tiempo para repeler, en su momento, un gran ataque holandés y así salvar la salina.

Fuente: Rafael I. Dávila P. “LA SAL: OBJETIVO CODICIADO POR HOLANDA EN LAS PROVINCIAS DE NUEVA ANDALUCÍA Y VENEZUELA DURANTE EL SIGLO XVII”. Tiempo y Espacio vol.25 no.64.  Caracas dic. 2015

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