Medio Literario

Luis Roque. La sutileza que evoca la poesía y sus imágenes.


Luis Roque nace en la península de Araya el 23 de septiembre de 1991. Desde muy pequeño se ha visto atraído por la poesía, puesto que en su pueblo, Manicuare,  vivió el gran Poeta Cruz María Salmerón Acosta. Es estudiante de Educación mención Castellano y Literatura en la Universidad de Oriente. Ha escritos varios cuentos, entre estos, Lucía, cuento con que recibe el primer lugar en el concurso de cuentos realizado en su Universidad, por parte del Departamento de Filosofía y Letras. Además de cuentos, Luis  se ha desempeñado en la escritura epistolar. Escribe poemas cargados de una tonalidad cálida y humana, que evoca la naturaleza del hombre y la sencillez del mismo. 

Luis Roque es actor de teatro, y a través de este, muestra lo grande que puede ser el transeúnte cuando cree en  ese mundo fantástico del arte.

Y a continuación compartimos algunos de sus poemas.


¡Te espío!
Mientras duermes, lo hago
no sabes cuánto morbo me produce
Se me hace casi un acto de masoquismo
y disfruto hacerlo
me siento dueño de tu intimidad
y me vuelvo valiente del estómago
—¡No tienes límites!—
No me canso de leer cada movimiento
cada roce
cada inhalación
cada exhalación
de tu cuerpo casi inherente
Me hago de acciones:
de manos en nuca
en boca
en frente
en cabellos
y respiro
como quien acepta su derrota
o como quien la busca
y la encuentra.

L. Roque

Del refrán o el dicho
No seré como el tronco que viajó por la lluvia al mar, y por el mar a la orilla, para morir ahí, después de haber nadado tanto.
En realidad no nadó, la corriente lo arrastró, así como la lluvia lo hizo. Él no hizo nada. Da igual si moría en su lugar de nacimiento o si muere donde, por pura casualidad, ha llegado.

L. Roque


Cuando publique un poema que hable de ti,
procuraré
que no te describa tanto,
que no exprese
lo perfectamente que está ensamblado tu cuerpo,
que encaja en mí,
o que encajo en él
tan a la medida,
que en días pares,
siento que puedo irme un poquito más allá del límite de la capa de ozono.

L. Roque

Cuando el amor de mi vida me vea desnudo, no querrá irse, no porque me esté viendo sin ropas, sino porque me está viendo sin temas ni parámetros. Me verá desnudo de ideas y podrá nadar en ese espacio sin oxígeno, que llena los pulmones de cosas que se parecen al plancton de la noche serena en la orilla del mar. Los verá salir por sus fosas nasales, por su boca al hablar o al emitir cualquier sonido, con sus brillos y escandalosos reflejos.

Cuando me veas desnudo, declinarás de tus deseos ajenos a mí y de tus costumbres constantes de ser quien no quieres ser.
L. Roque


Soñé, vi gente con sonrisas amplias y luces en sus frentes. Todos tenían en sus manos ramos de globos, extraños globos, con colores nunca antes vistos, nuevos para nosotros. Esa gente flotaba, iban de un lado a otro, de azotea en azotea, otros se paraban en los semáforos; otros, en las cúpulas de la catedral.
Puedo recordar una música de fondo, algo experimental. Todos danzaban coreográficamente, era raro, nada tenía sentido, pero había conexión.
Pude ver también, que nadie traía ropa, era algo simple, nada cubría sus cuerpos, sólo la libertad los envolvía.

¿Raro, no?

L. Roque

Escuché que los hippies se murieron

¿Será que el color de la naturaleza ha muerto? No quiero pecar, Dios, va en contra de mi voluntad.

No muere aquello que se aloja en la zona constelada de tu cerebro, de donde cuelgan letreros de luces de neón y libros fantásticos amarrados de su lomo. En ese "hemisferio", polo, lado, lugar o apartado cerebral, no existen las palabras; es contradictorio cuando se ven libros colgados, pero es así. Ahí sólo hay sonidos musicales que suenan solos, sólo basta con mirar cualquiera de los libros: cada instrumento coincide con el tema. Y es raro, porque cada instrumento también combina con tu estado de ánimo.

—No estoy loco, sólo ponle un poco de lógica, despréndete del prejuicio, piensa en libertad, olvida que eres adulto y verás. Es sencillo.

L. Roque

Necesito escribir un poema,
lejano de las palabras rebuscadas,
sin pleonasmos ni torpezas verbales.
Quiero escribir un poema lo suficientemente preciso que exprese lo justo y lo necesario.
Que no balbucee
ni redunde.
Ese poema no debe estar marcado, debe ser limpio e impoluto, que es lo mismo, o casi.
Quiero sacar de mis entrañas un poema realmente punzante, sin que esté lejos de lo sutil.
Jamás he hablado tan en serio,
 ¡necesito verte ya!,
me urge escribir desde lo real,
desde lo palpable.

L. Roque

Seguiré tus destellos aunque mi alma deje de existir o se encandile.
No pretendo ser un ladrón de tiempo, ni un buen samaritano para dejarte en abundancia. Quiero ser ese reflejo que puedas mirar en cualquier estanque o en algún espejo roto, reparado al mejor estilo. 

Pretenderé siempre estar, a leguas o a centímetros, de noche o mediodía.
Quiero oírte y tomarte la mano, y disimular un poco mi enajenación por tenerte en frente. 

Buscaré a cada rato la excusa para poder verte encima de mi remendada meditación. 

L. Roque

Me quedaré con tus viajes:
con esos pequeños fragmentos de luz
con esas hebras de papel
con tus retazos de sonrisas a media flor
con tus miedos en el suelo
con tus fuerzas en el aire
con tus hilos que no se ven
con tu vuelo que no duele
con tus pasos que no callan:
-me quedaré contigo-
con tu alma de acuarela
con tus aires de pincel
con tu aliento de rocío
con tus hojas ya caídas
con tus ojos de veleros
con tus manos... con tus pies

Luis Roque

Resuena
sencillo en su horca
no ejecuta su acción
sólo observa
se detiene en su nudo
lo lame con lamentos
sollozos
lo besa
se siente poca cosa
estira su mano
se despide de sus pies
hace callar su pecho
se hincha de coraje
de valor
desvanece su acto
ríe
¡Se va!

L. Roque

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