Retazos floreados, hilos de colores, cintas,
botones, piedritas y cualquier cosa que le llame la atención, Amada la iba
atesorando en su casa hasta transformarla en muñequitas de trapo.
En ese espacio que es a la vez taller, sala
de exposición y venta, esta muñequera, quien aprendió de su madre, sueña e
imagina sus extraordinarias creaciones. Luego cosía, bordaba, tejía y
ensamblaba con sus manos los personajes.
Así, amorosamente, día tras día nacieron en
su acogedor hogar muñecas con vida propia que tocan, cantan, bailan, amamantan
y reproducen el quehacer cotidiano. Cada una tiene su propio nombre y una
historia, algunas de la cuales han quedado plasmadas en las canciones que ella
misma componía.
A través de sus muñecas y su poesía,
Amada iba contando con picardía las historias de su pueblo, que son las
historias de nuestro pueblo.
Esta afanosa artista revivió con sus muñecas
escenas de la Independencia, donde recuerda personajes que la historia oficial
quiso dejar en el olvido, muchos de ellos afrodescendientes, como Andresote,
Juana "La Avanzadora" o Marta Cumbalé, la del Congresillo de Cariaco
y la Toma de Güiria.
Ese lugar donde florecen fantasías se
encuentra en la orilla de la carretera que atraviesa Cerezal, pequeño poblado
del estado Sucre, que recibió a Amada y a su familia cuando apenas contaba 10
años.
Venían de Cariaco, donde ella nació el
13 de septiembre de 1941, hija de Jorge Rojas, conuquero, y Berta Vargas,
artista, quien alrededor de 1966, empezó a hacer caritas de totumas y muñequitas
de trapo, a pesar de que en el pueblo la llamaron loca.
Para ese tiempo Amada vivía en Caracas, pero
en una de sus visitas se quedó haciendo muñecas con su madre y sus hermanas. El
tesón y la creatividad, tanto de Berta como de Amada, han convertido a Cerezal
en una referencia de arte local.
Amada, artista ingeniosa, muñequera, cantora
y poeta, fue declarada Patrimonio Cultural Viviente, en el 2000 y este año fue
seleccionada para participar en el Sello de Excelencia Artesanal UNESCO, junto
a artistas de Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela.
Así, el genio de Amada expresado en sus
muñecas personificadas recorrió el mundo mostrando la infinita riqueza del
imaginario popular venezolano.
La celebración del Bicentenario se inició en
la sede de la Embajada de Venezuela en Brasil, se inauguró la exposición
"Lo que me enseñó mi vieja..." de Amada Rojas Vargas.
Una vez cortada la cinta, la muñequera y
poeta arrancó a cantar y en la sala se sintió la conmoción del público.
Amada cantó primero la Canción de las muñecas
y luego su biografía, para luego recibir gran cantidad de aplausos y
felicitaciones. Entre los asistentes se vio gran emoción, grandes sonrisas e
incluso lágrimas en algunos.
Asistieron a este evento, diplomáticos de
diferentes países y relacionados de la Embajada, quienes no escatimaron en
reconocimientos y gestos de cariño para con Amada.
La exposición de la artista de Cerezal, quien
fuera declarada Patrimonio Cultural en 2000, está formada por una escena
principal que representa la Celebración de la Independencia.
Allí se encuentran representados en muñecos
de trapos diferentes héroes y heroínas que formaron parte de la lucha
independentista, como Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Manuela Sáenz, Marta
Cumbalé, entre muchos otros.
En total la muestra tiene alrededor de 40
muñecos de trapos de diferentes tamaños, distribuidos en varias escenas.
También complementan la muestra algunas fotografías de la artista en su taller
y de algunas de sus obras. Dictó talleres pequeños y grandes para dejar
un legado en su pueblo y en el país.
Amada, dejo este plano el dia de San Isidro
el viernes 13 de mayo de 2016 en horas de la noche, tras padecimientos de
diabetes, pero vivió una vida plena y feliz.. Sus restos descansan en su natal
cerezal y su legado perdurará por siempre.
Bibliografía:
Artículo
publicado en el portal web El Rincón Artesanal en el año 2016. Fuente: http://www.rinconartesanal.com/amadarojasvargas.html#.WD320tLhCGg
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