El tema está fuera de discusión: lejos de ser
una moda, la “preocupación” (y “ocupación”) por todo lo que tenga que ver con
el medioambiente es -cada día más-, una necesidad.
Los expertos coinciden en que más allá de las
grandes políticas y macrodecisiones, el comportamiento cotidiano es decisivo
para marcar la diferencia.
Pero tengamos claro qué es la ecología.
La ecología es la ciencia que
estudia las interrelaciones de los diferentes seres vivos entre sí y
con su entorno: «la biología de losecosistemas» (Margalef, 1998,
p. 2). Estudia cómo estas interacciones entre los organismos y su ambiente afecta
a propiedades como la distribución o la abundancia. En el ambiente se incluyen
las propiedades físicas y químicas que pueden ser descritas como la suma de
factores abióticos locales, como el clima y la geología, y los
demás organismos que comparten ese hábitat (factores bióticos).
Ahora, concretemos ¿por qué es tendencia?
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, y
en buena parte esa locura por lo ecológico tiene mucho que ver con el mercado
del delicatessen y de la innovación, y no tanto con el núcleo, la verdadera
esencia del movimiento ecológico. Se trata, en suma, de una moda que obedece a
distintas motivaciones, y muchas de ellas nada tienen que ver con el auténtico
sentido de la ecología como opción en favor de la sostenibilidad, la salud del
entorno y de las personas. Por lo tanto, tendrían un fuerte compontente ético
del que muy a menudo carece.
Carece de ese sentido genuino tanto por parte
de fabricantes o prestadores de servicios como por lo que toca a la otra parte,
esos consumidores, usuarios y ciudadanía en general, si bien la casuística es
muy variada y el perfil de consumidor ecológico es distinta en unas y otras
sociedades.
En muchos países los valores ecológicos tienen un mayor peso en la decisión de compra, incluyendo no solo el cuidado ambiental en cuanto a prevención del cambio climático, reducir polución, reciclar o apsotar por energías renovables, sino también en lo que respecta a la parte ética. Sin embargo, los productos ecológicos rara vez tienen precios asequibles. Ello supone un obstáculo importante para su normalización. Solo estando muy informados, concienciados y comprometidos con un estilo de vida verde entendemos la importancia de llevar a cabo buenas prácticas en reducción de envases, eficiencia en el consumo energético, movilidad sostenible, reducción de desechos y otros gestos cotidianos para reducir nuestra huella de carbono.
En muchos países los valores ecológicos tienen un mayor peso en la decisión de compra, incluyendo no solo el cuidado ambiental en cuanto a prevención del cambio climático, reducir polución, reciclar o apsotar por energías renovables, sino también en lo que respecta a la parte ética. Sin embargo, los productos ecológicos rara vez tienen precios asequibles. Ello supone un obstáculo importante para su normalización. Solo estando muy informados, concienciados y comprometidos con un estilo de vida verde entendemos la importancia de llevar a cabo buenas prácticas en reducción de envases, eficiencia en el consumo energético, movilidad sostenible, reducción de desechos y otros gestos cotidianos para reducir nuestra huella de carbono.
Los precios más altos se intentan combatir mediante iniciativas ecológicas, como los huertos urbanos, la economía colaborativa o, por ejemplo, los grupos de consumo. En este sentido, la ecología está de moda porque existe también un deseo de volver a los orígenes, a lo natural, sin que ello suponga salirse de presupuesto. A su vez, se intenta pintar de verde la asfixiante vida urbana, otro motivo por el que se busca lo verde.
De no ser así, el mercado ecológico resulta
prohibitivo y poco interesante de por sí. Salvo, tal y como ocurre en países
más concienciados y con un mayor poder adquisitivo, la moda ecológica responda
a un mercado que realmente demanda y consume productos y servicios verdes como
señal de un compromiso real con el entorno. Salvar el planeta y cuidar nuestra
salud, en estos casos, es un potente motor.
Salvar el planeta.
La denuncia de prácticas humanas que son una
auténtica barbarie por parte de organizaciones ecologistas y conservacionistas
es otro motivo por el que la ecología debe imponerse en las conciencias más que
una moda pasajera. Denuncian la dramática explotación del planeta, abusos que
están esquilmando los recursos del planeta. Polución, sobrepesca, especies
contra las cuerdas, muchas de ellas ya extintas, comercio ilegal de animales,
deforestación, desastres ambientales a consecuencia de la extracción y uso de
combustibles fósiles, océanos de cemento que asesinan áreas naturales,
emisiones de gases de efecto invernadero que resultan letales para millones de
personas cada año…
Finalmente cada lector decidirá si la
ecología es una moda o no, en todo caso, de ser la primera opción su respuesta,
esperamos que sea una de las pocas modas que resulta permanente y que el estilo
de vida que se adopte vaya de la mano con una conciencia de cuidado para tener
un planeta habitable por muchísimos años.
Bibliografía:
Artículo publicado por Florecia Carbone para
la página Web El Día Online. Fuente: http://www.eldiaonline.com/la-ecologia-paso-moda/
Artículo publicado por Modesto Correoso
Rodríguez para la página Web Monografías. Fuente: http://www.monografias.com/trabajos59/ecologia-moda-crisis/ecologia-moda-crisis2.shtml
Artículo publicado por el portal Web Ecología
Verde. Fuente: http://www.ecologiaverde.com/por-que-la-ecologia-esta-de-moda/
Margalef,
Ramón (1998). «1». Ecología (9.ª edición). Barcelona: Omega.
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